jueves, 7 de abril de 2011

Ariadna

Lo recuerdo, fue el nombre que me dio
el viento, sin callarse me lo susurró
¡Oh hermosa niña! linda Ariadna
santifico el día que apareciste tras mi ventana

Era la más hermosa criatura que había visto,
una niña de ojos azules y largo cabello rojizo
cara de ángel, esculpida por el mismo Dios,
fue muy bello el grato gesto que me hizo

Sus hermosos ropajes de claro color celeste
la bonita luz solar que la iluminaba desde el este,
sus hermosas manos, sus lindas zapatillas
y su agraciada forma de caminar de puntillas

Parecía una princesa fantástica
digna de pertenecer a una novela romántica,
mi propia novela cree en mi mente
donde yo era su amado y le regalaba un trozo de luna creciente...

De pronto vi como gotas de lluvia caían...
caían sobre su liso y rojo cabello fascinante
vi como su gloriosa imagen desaparecía
y deseé que estuviera en mis brazos para amarle

El mismo aire que te trajo te llevó
pero al desaparecer tu imagen
un susurro llegó del aire y me maravilló
decía tu nombre, divina Ariadna...

Desde entonces vivo enamorado de ti
desde esa tarde mi amor, esa tarde...
en la que apareciste tras mi ventana.

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Éste lo escribí cuando era preadolescente, desde ahí viene mi obsesión con el cabello rojo.

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