sábado, 10 de septiembre de 2011

Ánima

Aquellos hechos por nosotros ya habían sido olvidados, el pacto fue sellado tanto tiempo atrás que ni nuestras memorias ni nuestras conciencias podrían ya recordarlo. Sin embargo nuestras esencias se unieron antaño en una alianza eterna que jamás nada podría romper y ello nos mantenía sensatos, calmos e inamovibles a pesar de no poseer un explícito conocimiento de lo inherente en nuestras existencias.

Nuestras figuras jamás estuvieron en contacto, jamás nuestros ojos se cruzaron dejando dulces partículas al aire cual revelación de complicidad, ni centellaron de júbilo al sentir nuestras ánimas completas al reflejarse los unos en los otros. Sin embargo, con frecuencia, el aire traía consigo la grata melodía de nuestras voces comunicando de manera metafórica diversas confidencias, enigmas que ni el más elevado de los entes jamás podría descifrar ni adquirir.

En nuestras noches de soledad, donde tan largas eran las horas como el más extenso de los días, percibíamos el dulce aroma de nuestro vínculo, cual cordón de plata que amarraba nuestros espíritus, revelándonos el dolor del otro, el amor del otro, sufrimientos y alegrías, entre más intensos más júbilo o desasosiego éramos capaces de sentir como sensaciones propias.

Tocábamos nuestras almas con las manos purificadas, las tomábamos entre manos dónde amenazaban con escaparse entre nuestros dedos como la más liviana de las aguas y decidíamos dejarnos llevar por lo que teñía, para bien o para mal, nuestras razones de ser. Las uníamos y limpiábamos cada una de nuestras noches, sin enterarnos, a través de los sueños. Oh aquellos vívidos sueños que se apoderaban de nosotros cuando no nos rodeaba nada más que entera oscuridad, ilusiones aún más largas que las horas de aquellas noches en las que nos desvelábamos del más sencillo deleite.

Y hoy escribo, oh cómplice, oh musa… porque he sentido nuestro corazón latir al unísono una vez más, cómo me gustaría saber de tu vida, cómo me gustaría poder estar a tu lado y compartir tus vivencias: amores, desamores, batallas, derrotas y triunfos. Hechos fantásticos y crueles, pero preciados para quien es tu guardián y protegido, mi inseparable y por sobre todo hermosa otra parte de mi ser.

Je t'adore~

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